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‘Primero está el uno que el dos’

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Expresiones coloquiales, made in Colombia, emanadas de la rica y productiva fuente del pensamiento popular, tan simple como sabio; dicen con evidente certidumbre, que ‘no por madrugar más, amanece más temprano’, y que debe irse ‘despacio y con buena letra’.

Propio es del tropicalismo característico de este país, por demás perjudicial, en muchos casos, querer ya ser, apenas iniciando. En 1994, con una de las mejores selecciones colombianas, quisimos ser, o peor, ‘fuimos’ campeones de la Copa Mundo de fútbol de Estados Unidos, antes de que la pelota rodara. Y tristemente nos eliminaron en la primera ronda.

Soñar despierto, no solo es bienvenido, sino útil y necesario para el espíritu. Alimenta el alma. Genera esperanza y hace ver el mañana con optimismo. Pero como todos los sueños, de esta clase, deben que ser aterrizados, para evitar caer de ‘planchazo’, porque el golpe es muy duro.

La presentación del nuevo Llaneros Fútbol Club, abrió la talanquera y dio rienda suelta a voces entusiastas y emotivas, todas bien intencionadas, por supuesto, que hablan de ser campeones, ascender a la Primera A, y hasta de que el equipo participe en poco tiempo, en torneos internacionales. Ojalá se consiga, sería fenomenal, y merecido para una plaza, generalmente, vapuleada, atropellada y sometida a vivir más tristezas que alegrías, con el fútbol profesional.

Sin embargo, la realidad del cuadro llanerista, lleva a poner los pies sobre el piso. Porque ‘primero está el uno que el dos’, por encima del acelerado y, tal vez precipitado interés o gusto de verlo en las ‘grandes ligas’; está la imperiosa necesidad de comenzar por donde corresponde, sí, por el principio. Como tiene que ser todo en la vida.

Si bien el club cuenta con algo más de ocho años, para quien desconoce la magnitud de lo que es el deporte profesional en cualquier lugar de este planeta, de pronto, puede parecerle mucho; pero para quien realmente comprende lo que implica, es claro que es poco, o muy poco. En menos de una década, apenas se están dando los primeros pasos.

Viral se hizo en redes sociales, lo hecho por el equipo alemán RasenBallsport Leipzig. Partió de cero. El 19 de mayo de 2009, lo fundó Red Bull GmbH. En 2010 ascendió a la cuarta categoría; en 2013, a la tercera; jugó durante el 2014, en la segunda; subió a la Bundesliga en el 2019, y este año avanzó hasta la semifinal de la Champions League.

A pesar de su vertiginoso avance deportivo, digno de admiración y reconocimiento, sin duda; este club no conquistó la cima, ‘de la noche a la mañana’. Necesitó de un proceso, no obstante, pertenecer a una famosa empresa mundial propietaria de bebidas energéticas, poseer fuerte músculo económico, y ser administrado desde su surgimiento, con criterios empresariales.

El club llanerista nació el 20 de abril de 2012. Aunque a vuelo de pájaro, y con simplismo baladí, pueda pensarse que no está muy lejos de Leipzig, en cuanto a la diferencia de años (uno suma 11 y el otro lleva ocho); la verdad supera, por mucho, al espejismo. El club de Alemania fue organizado desde su creación, aquí, esa palabra está para ponerse en práctica.

Antes que fijar la mirada en títulos, conseguir el ascenso a la Primera A, por importante y necesario que sea (desde luego), y menos, ubicar los ojos en el telescopio para verse en escenarios continentales, o más allá; Llaneros Fútbol Club debe centrarse en lo ‘fundamental’, que es, estructurarse y fortalecerse como una real empresa deportiva profesional.

Obtener logros en el deporte nunca será fácil. Ni en los llamados ‘torneos’ de rodillones, levantar la copa de campeón, ‘es papa para el loro’. Ganar siempre será complicado. Pero, obvio, se está más cerca de serlo, si tengo una buena nómina, y rodeo al equipo y a su cuerpo técnico, con los medios indispensables para recorrer el camino en procura de alcanzar grandes objetivos.

Una cargada inyección económica, que sustente el alto costo de un calificado grupo de jugadores, que dé solidez y consistencia, como la entrega de las condiciones adecuadas para estar cómodo y competir sin afugias; ponen a un club menos lejos de titularse vencedor, ascendido o clasificado a un campeonato. Léase bien, menos lejos, porque nadie puede asegurar que el propósito se consiga, per se. No se gana la víspera.

Cuando parecía que todo estaba perdido y que seguiríamos hundidos en las tinieblas y la desesperanza, brota una fuente de agua en medio de la calurosa sabana. En conferencia de prensa con periodistas deportivos locales, el presidente Juan Carlos Trujillo, y sus compañeros de la parte administrativa, presentaron el proyecto del renaciente Llaneros Fútbol Club.

Escuelas formativas, dentro y fuera del departamento del Meta, casa hogar en esta ciudad para albergar a los talentos captados en distintas partes, sede deportiva, que se afirmó, será construida a la mayor brevedad posible y la garantía de que el equipo estará siempre de Villavicencio; hace ilusión, como dicen los españoles en su léxico cotidiano.

También, que funcionará como lo que es, una empresa privada, que no dependerá del apoyo financiero gubernamental, que no será una filial de un club profesional, sino que es el club profesional, que pagará todas las deudas, que generará impacto social, sentido de pertenencia y que desarrollará procesos a través de instituciones educativas, son, entre otros, algunos de los propósitos expuestos.

Loable y plausible el interés de los dirigentes de Llaneros FC de querer ser campeones en esta temporada en el Torneo Betplay y en la liga femenina. Las nóminas armadas en ambos equipos son fuertes, indudablemente, pero no es sencillo. Si se logra, fantástico. Sería, para la dirigencia, entrar por la puerta grande. Dar un ¡batatazo!

Sin embargo, por significativo que sea la celebración de títulos y subir a la A, con el equipo masculino; la prioridad de hoy, institucionalmente hablando, debería ser organizar la casa. Darle forma de empresa, a algo que hasta ahora solo ha sido un equipo de fútbol, con altas y bajas. Un niño primero gatea, luego camina, después va a la escuela, sigue al colegio, y finalmente entra a la universidad. Todo en la vida es un proceso.

Bienvenidos directivos. Éxito en el proyecto que siembran en una región fértil, con gran potencial para el espectáculo deportivo. Sus sueños, son los mismos de una sufrida afición, ansiosa por dejar en el pasado las frustraciones y las desilusiones que le produjeron equipos fallidos y desaparecidos, y que tiene derecho a disfrutar del fútbol profesional y a sentirse orgullosa de lucir la camiseta del club de su tierra, o de aquella que lo acogió.

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