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Llaneros Fútbol Club no era Favorito

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A dos jornadas de terminar la semifinal, Llaneros Fútbol Club perdió toda opción de estar en la final del Torneo Betplay I. Lamentable, sí, pero no sorprendente. Desde el sorteo, se sabía que enfrentaba un grupo muy difícil, y que era el menos candidato a ganarlo.

Una cosa es la esperanza del aficionado, fundada en emociones, principalmente, valorable y respetable, y otra, distinta, por supuesto, la dificultad que tenía al frente el cuadro llanerista en la fase decisiva del evento. Por encima del querer, bien intencionado y encomiable, está la real, realidad.

Luego de conocerse los rivales del blanco y negro, clubes de la primera A, así jueguen en la B; en un espacio similar a este, plantee (y me perdonan que escriba en primera persona), que, para el equipo llanerista todo lo que hiciera en los cuadrangulares, sería ganancia. Ya de hecho, ha sumado dos puntos más en la reclasificación.

La amnesia que tanto perjuicio nos causa, ocasiona que desconozcamos con pasmosa facilidad, los logros alcanzados, y que dejemos de entender que ‘Roma no se construyó en un día’. La sabiduría popular, con simples y profundas verdades, dice que ‘del afán, solo queda el cansancio’. Vale la pena refrescar la memoria. Por si acaso, claro está.

En un mismo torneo (semestre en el entendido del reglamento del Torneo de Ascenso del Fútbol Colombiano), Llaneros Fútbol Club tuvo tres plazas para oficiar como local: inició en Tunja, pasó por Zipaquirá y terminó en Villavicencio. Debe ser un caso único en el fútbol profesional del mundo.

En las dos primeras sedes, jugó a más de 2.600 metros sobre el nivel del mar, donde el frío congela y la altura asfixia, por los bajos niveles de oxígeno, y en la tercera, a 460 metros de altitud, agobiado por la elevada humedad relativa y el fuerte calor, que desgastan. Quien entienda del efecto producido, comprenderá de qué se está hablando.

Mientras los demás equipos prácticamente mantuvieron las plantillas con las que iniciaron; en el onceno llanerista, salvo unos jugadores que fueron sostenidos, se renovó la nómina, comenzó un cuerpo técnico y terminó otro, cambió de uniforme, y tomó las riendas del club, un nuevo presidente (Juan Carlos Trujillo). Variaciones intempestivas que el debió asimilar, en plena marcha del mismo Torneo Betplay I.

En el análisis y la evaluación respectiva, a realizar por la directiva en pocos días, debe entrar, si fue conveniente y favorable modificar el grupo de futbolistas, o haberlo hecho en tan elevado número, si resultó beneficioso dar un viraje en el direccionamiento técnico y trasladar al onceno a jugar los partidos al estadio Manuel Calle Lombana, en la recta definitiva de la competencia, más allá de la alegría de tenerlo otra vez en su feudo.

Pese a la situación por la que debió pasar y al que tuvo que acomodarse, el balance para Llaneros Fútbol Club, es bueno. A excepción de una o dos fechas, siempre integró el grupo de los primeros ocho de la tabla de posiciones, encontró en el volante Omar Vásquez, un jugador altamente productivo, y antes como después, halló una base de futbolistas para proyectar un equipo mucho más consistente, hacia la siguiente temporada.

¿Qué habría pasado, si no hubiera quedado en un grupo tan complicado?, la respuesta ingresa en el escenario de la especulación, pero, a ojo de buen cubero, es probable que tuviera mayor opción. Sin embargo, sería mezquino y obtuso dejar de reconocer, que, ante su debilidad en ataque, la posibilidad de ganarlo, se vería igualmente reducida. En el fútbol se gana haciendo goles y evitando recibirlos.

El tropicalismo made in Colombia, nos llevar a perder con increíble rapidez, el sentido de las proporciones y de las magnitudes. Queremos acostarnos pobres, y amanecer millonarios. Es triste, pero la palabra mesura, está casi desaparecida del léxico de nuestra sociedad. Y ah falta que nos hace recuperarla. Lastimosamente, el paso a paso, está abolido del lenguaje del grueso de los connacionales.

Aunque caigan rayos y centellas, la prioridad para Llaneros FC no tiene que ser el ascenso, así el inmediatismo y el afán precipitado, conduzca a pensar que ese es el gran objetivo del club, a corto plazo. Si se consigue, maravilloso. Por si aún no se ha advertido, el primer semestre del año entrante, se disputa el Torneo Betplay II, es decir, continúa el actual campeonato, y solo a mediados de 2021, dos equipos subirán a la máxima división del profesionalismo.

Para un equipo que hace muy pocos meses, navegaba a la deriva, sin un futuro prometedor, que se basaba en jugadores en proceso formativo, cedidos principalmente por Patriotas F.C., que estaba lejos, y ni siquiera se tenía la certeza de que regresara, que a duras penas competía y lo arropaba un panorama sombrío; lo que ha conseguido a nivel institucional, es mucho más importante que conquistar una casilla en la primera A.

Para ascender, hay mucho tiempo; por ahora, lo mayormente significativo es seguir fortaleciendo su estructura organizativa, que, por lo observado, va transitando por el sendero que corresponde, y que hace pensar en un mañana sólido. Llaneros está dejando de ser el equipo de fútbol, para convertirse en la empresa deportiva, que tiene ser.

Coletilla: No hay que olvidar que Centauros Villavicencio ascendió en un año, y como adolecía de estructura, al siguiente descendió, y que unas temporadas después, en medio de grandes problemas, desapareció, dejando tras de sí, una estela de frustración y desencanto en los aficionados. De los errores del pasado, es obligatorio aprender.

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