El primer partido del renovado Llaneros Fútbol Club, en el reinicio del Torneo Betplay, deja cosas interesantes. Indistinto del buen punto logrado al empatar a un gol con Fortaleza Fútbol Club, pues siempre será importante sumar, y más, cuando se consigue de visitante.
La sabia y elemental fraseología popular, dice que ‘con el desayuno, se sabe cómo será el almuerzo’. El reestreno del cuadro llanerista puso de manifiesto en la cancha del estadio Metropolitano de Techo de Bogotá, elementos que identifican fortalezas y también debilidades.
No obstante, haber alcanzado la igualdad en el segundo tiempo, y ser, en este, un poco más agresivo en posición de ataque; desde lo estrictamente futbolístico, en todo lo que integra el funcionamiento de un equipo, fue más positivo lo que mostró en el transcurso del tiempo inicial.
Gabriel Ocho Uribe, uno de los técnicos más respetados y valorados del fútbol colombiano, afirmaba con marcada insistencia que los equipos se ‘armaban’, a partir de contar con un arquero seguro y con experiencia. Lo hecho por Sebastián Duque, lo confirmó para Llaneros.
En los primeros 45 minutos, el cuadro llanerista evidenció que sus jugadores están provistos con buena técnica (algo de especial transcendencia en este deporte), que tienen claro conceptos de asociación, presionar con efectividad, de jugar en corto y hacerlo adecuadamente en cambios de frente u orientación, como se llama ahora en el incorporado léxico futbolístico.
La presión ejercida sobre la pelota, reduciendo espacios con líneas cercanas, entre unas y otras, y anticipándose con rapidez para la recuperación de la misma (una de las mayores virtudes observada); permitió mirar a un conjunto ordenado, serio, comprimido en actitud de defensa y veloz en la salida, asegurando con propiedad, la entrega del esférico.
La solidez defensiva vista en la primera parte, distó, para Llaneros Fútbol Club, de la apreciada en la segunda mitad, de un partido con escasa presencia de acciones de riesgo en las porterías. En dos oportunidades de ataque para los visitantes, se marcó mal, no hubo referencia precisa sobre las puntas de lanza del local, y se amenazó el arco del cuadro blanco. Aspecto a revisar y sobre el que deberá trabajar el técnico Wilmer Sandoval.
Como también, el relacionado con el cobro de tiros libres. En ambas opciones que tuvo al borde del área de 16,50 metros, dentro de la media luna, el esférico se estrelló y no pasó la barrera. Oportunidades como estas, en un partido apretado y casi indescifrable, pueden ser la diferencia entre ganar, empatar o perder un juego. Otro elemento para analizar y preparar en la semana.
Al igual que mejorar la potencia ofensiva. En los mejores momentos de tenencia y administración de la pelota, se llegó bien hasta tres cuartos del campo; pero no hubo claridad para ingresar dentro del sector de defensa con fuerza y sorpresa, y quedar mano a mano, frente al arquero del conjunto bogotano. Fue la mayor debilidad que se miró en Llaneros Fútbol Club.
Es claro que, para disputar el Torneo de Ascenso, es fundamental hace una mixtura que integre experiencia con juventud. El aporte de jugadores con trayectoria como Miller Mosquera, Omar Vásquez y Carlos Rivas, por ejemplo, le dio consistencia, prestancia, jerarquía y equilibrio al equipo llanerista, junto a nombres con pocos años de edad, pero que no son debutantes, y tuvieron una buena presentación, como Gilbert Steven Lucumí.
Hay equipo, y puede dar mucho más. Sin temor a equivocarse. Esperamos que se fortalezcan sus atributos y se corrijan las falencias. Para comenzar estuvo bien Llaneros Fútbol Club, que, como se esperaba, pinta para ser protagonista destacado del campeonato que llevará a dos equipos a la máxima división del rentado profesional.