OMS cree que tantos refuerzos fatigan a la población y prologa la enfermedad, antes que acabarla.
El productor farmacéutico Pfizer va a solicitar esta semana autorización para un refuerzo adicional de la vacuna del COVID-19 para ancianos.
Eso añadiría una dosis al esquema de vacunas, que actualmente consiste en una serie primaria de dos inyecciones, seguida meses más tarde por un refuerzo, con el objetivo de proveer protección máxima para la población mayor de 65 años, que ha sido la más afectada por la pandemia.
Medios internacionales registraron lo que explicó Albert Bourla, director general de Pfizer: “en estos momentos, como lo hemos visto, es necesario un cuarto refuerzo. La protección que usted está recibiendo del tercero es lo suficientemente buena, de hecho, muy buena contra hospitalizaciones y muertes”.
Sin embargo, la Cruz Roja expidió un comunicado en el que le sale al paso a la sugerencia de una cuarta dosis de refuerzo, advirtiendo que “No creemos que esa afirmación sea tan apegada a la realidad, pues la vacuna efectivamente protegía mayoritariamente a la población, pero ómicron pudo evadir muy hábilmente la protección inmunológica y se presentaron casos graves en población vacunada y reforzada”.
Dentro de este informe, también se citó a la Organización Mundial de la Salud: “A finales de diciembre de 2021, el Director General de la Organización Mundial de la Salud afirmó que las políticas de refuerzo generalizadas tienen más probabilidades de prolongar la pandemia que de acabar con ella. Además del impacto negativo en la respuesta inmunitaria al COVID-19, causa fatiga en la población que ha recibido múltiples inyecciones, aunque no hay investigaciones en este último sentido”.
Por ahora, varios ciudadanos del Meta están recibiendo sus terceras dosis, pero han tenido que esperar porque los biológicos no han sido muy constantes y escasean muy rápido.
