Lo primero que la actriz española Maribel Verdú (El laberinto del fauno, Y tu mamá también) recordó este jueves, al salir al escenario del teatro Adolfo Mejía de Cartagena, fue el momento en el que recibió el premio India Catalina, cuando estuvo invitada al Festival de Cine de Cartagena.
Contó la felicidad que sintió cuando recorría la alfombra roja del pasillo central, para subir a recoger la estatuilla.
Luego de un corto recorrido que Pombo hizo por la prolífica carrera cinematográfica de Verdú, dieron paso a un pequeño video, en el que se apreciaron los principales papeles de ella en diferentes películas.
Cuando las luces iluminaron nuevamente a los protagonistas de la charla, Verdú expresó su alegría de hacer parte de un festival como el Hay, que ante todo tienen un componente literario, pues los libros son su pasión.
A propósito, el director de este diario le preguntó por esa faceta que ella tiene en las redes recomendando libros. Fue como si Pombo le tocara una de las fibras más sensibles a su interlocutora.
Verdú contó que ella, al igual que Gabriel García Márquez, había sido criada por sus abuelos, rodeada de una grandísima familia con 16 tíos. La mayoría de ellos relacionados con el mundo de los libros y de la docencia.
Maribel Verdú es recordada por sus papeles en películas como ‘Y tu mamá también’ y ‘El laberinto del fauno’.Foto:
“Y a mí en lugar de muñecas, como imaginarás, mis tíos y tías me regalaban libros. Pero además me obligaban a contar de qué se trataba cuando los terminaba”, anotó entre risas. “Y ahora no entiendo la vida sin un libro”.
Contó que como no tenía hijos, no cocinaba y no era amante de los computadores, su tiempo lo gastaba leyendo de manera desenfrenada. “Y luego, de vez en cuanto, soy actriz”.
La actriz confesó que en un año alcanza a leerse entre 60 y 70 libros. Pues en los tiempos muertos de rodajes de películas o series de televisión acostumbra a ponerse a leer.
Esta gran cantidad de libros ya le hace olvidar títulos y autores. Entonces, Verdú ha tomado la costumbre de llevar una pequeña libreta en la que cada año apunta los libros que más le han gustado. Algunos están acompañados por un asterisco. “Esos son los que regalo”, cuenta.
En un acto de generosidad, la actriz contó que les da 50 páginas de periodo de gracia a los libros. Aquellos que no pasan esa prueba, se van al pabellón del olvido, y ni siquiera tienen el honor de ingresar a su exclusiva libreta. Solo los libros que a ella le gustan son los que comenta en las redes sociales.
Pombo le preguntó, “a pesar de ser una frase de cajón”, si tenía algunos libros, autores o personajes literarios preferidos.
A mí en lugar de muñecas, como imaginarás, mis tíos y tías me regalaban libros. Ahora no entiendo la vida sin un libro.
“Mi personaje favorito y memorable es Raskólniko», de la novela ‘Crimen y Castigo’, del ruso Fiódor Dostoievski.
Verdú contó que en el vuelo hacia Cartagena alcanzó a leerse el libro de relatos Mujer en el bar, y que la noche del miércoles se había comenzado de inmediato Nosotros en la noche, del inglés Haruf Kent.
“No te imaginas como está narrada la historia. Desde la sabiduría reveladora de aquellos que ya con la edad les da igual lo que piensan los demás y me está subyugando”, anotó.
Al hablar de autores colombianos, contó que lo primero que hizo este miércoles cuando caminó por las calles de Cartagena fue ir a comprar El olvido que seremos, de Héctor Abad Faciolince, y El ruido de las cosas al caer, de Juan Gabriel Vásquez, porque se enteró que estaban invitados. “Quiero que me los firmen”, dijo.
– “Empecemos a hablar de cine”, dijo Pombo.
– “Pero yo prefiero hablar de literatura. ¡En serio!”, anotó Verdú con su despajo y encanto.
“Pero yo sí quiero hablar de cine”, le contestó Pombo, entre risas. «¿Cómo llegó usted a este mundo?».
Verdú contó que ocurrió hace 36 años, cuando ella rondaba los 13, en el barrio Argüelles de Madrid. Un día, salía ella del colegio con Nuria su mejor amiga, cuando vio que dos hombres se dirigían hacia ellas.
“Me dijeron que si quería ser actriz. Que ellos estaban haciendo una serie y había un capítulo en el que estaba Victoria Abril. ‘Tienes un aire a ella y querríamos saber si te gustaría hacer un ‘casting’ para hacer de su hermana’, cuenta que le dijeron. Mi padre puso el grito en el cielo, pero mi mamá y yo fuimos a escondidas”, comentó la actriz.
Recordó que desde muy niña, disfrutaba jugando a ser Jaclyn Smith, de la serie Los Ángeles de Charlie. “Jugábamos con Nuria y yo solía detener a mis tíos. Ahí no sabía si quería ser actriz o detective -contó-. Y de pequeña me disfrazaba todo el tiempo”.
Verdú recordó que, en efecto, resultó escogida en el papel de la hermana de Abril y que los suyo con la actuación fue un flechazo inmediato. “El primer día de rodaje me maraville con la amistad de todo el mundo. Y cuando terminó, le pregunté a mi amigo, el actor Fernando Guillén: ¿cómo puedo seguir la carrera actoral?”.
Guillén le dijo que tenía que contar con un representante y le dio un listado de contactos. Su decepción fue grande, cuando vio que ninguno quiso representarla.
Luego llegaría la oportunidad de conseguir otro papel, y de eso ya han pasado, en un abrir y cerrar de ojos, más de tres décadas.
Mi escuela ha sido la vida, ha sido el cine, el viajar por el mundo entero y, sobre todo, mi escuela ha sido la literatura; la que me ha enseñado lo poco que sé.
«¿Estudió en alguna escuela o fue más autodidacta?», le preguntó Pombo.
“Es que empecé a trabajar con 13 años. Antes alcancé a terminar el colegio. Yo ya me sentía ahí que me tenía que ir. Terminé el graduado escolar en un instituto por las noches”, anotó.
Recordó que en esa época no se acostumbraba a seguir la carrera de actuación como algo profesional, porque no había muchos lugares para estudiarla como hoy. “Mi escuela ha sido la vida, ha sido el cine, el viajar por el mundo entero y, sobre todo, mi escuela ha sido la literatura; la que me ha enseñado lo poco que sé”.
Pombo aprovechó para preguntarle si tenía algunas películas que han marcado un “antes” y un “después» en su carrera.
“Sin duda Belle Époque, Amantes, La buena estrella. Y luego llega ese mudo de México y Alfonso Cuarón con Y tu mamá también que cambian mi vida. A partir de ahí me conoce todo el mundo latinoamericano y vino El laberinto del fauno. Y luego, estarían Siete mesas de billar francés y Blancanieves, que me trajeron muchos reconocimientos”, comentó la actriz.
A partir de ahí, la charla comenzó un viaje por los papeles, directores y anécdotas maravillosas de esta gran dama del cine español, cuya conversación parece embrujar a todo el que la escucha. No solo por el infinito bagaje cultural del que es dueña sino por la fina manera de hablar.
Entonces recordó que muchos de los papeles memorables de su carrera, como siempre suele ocurrirles a muchos artistas, se dieron en películas poco conocidas como La Celestina, Carreteras secundarias o Abracadabra.
Pombo aprovechó para saber si muchas veces le pasaba que su punto de vista no coincidía con las películas suyas más premiadas o aplaudidas por la crítica.
“Algunas veces sí y otras no. Blancanieves (con la que ganó el Goya en 2012 a mejor actriz) es uno de los papeles míos favoritos, pero lo rodé en solo 15 días. Y no me imbuí en ningún mundo como en otras películas. Mientras que Siete mesas de billar francés fue un papel de una luchadora contra todas las vicisitudes que le pone la vida a uno por delante. Yo me he pasado la vida sufriendo en el cine; así han sido todos estos papeles”, anotó con humor.
Verdú contó que para ella lo más importante, a la hora de aceptar una película, es la posibilidad que le ofrece el director de crear, de proponer.
En ese punto, Pombo aprovechó para preguntarle, precisamente, por su experiencia
con algunos de ellos, como por ejemplo Fernando Trueba, en la película ‘Belle Époque’.
“Con Trueba es terrible porque no te vuelve a contratar y sufres mucho. Trabajar con Trueba es divertirse mucho. El otro día coincidimos en la alfombra roja de los Goya tres actrices de Belle Époque. Y las tres coincidimos en el placer que fue ese rodaje. Vivíamos en permanente hora del recreo. Y luego Trueba nunca te vuelve a llamar en la vida”, anotó la artista, siempre con su maravilloso sentido del humor.
Recordó que a Alfonso Cuarón lo conoció, precisamente, por intermedio de Trueba, de con quien ha cultivado una amistad entrañable.
Cuarón ya venía siguiéndole el rastro y había conocido a Verdú en un festival de San Sebastián donde él había sido jurado. Luego, Trueba organizó una comida, por solicitud de Cuarón, para conocer de manera formal a la actriz española.
Pombo aprovechó para preguntarle sobre cómo se daba la aproximación de ella a los guiones. Si ocurría con un criterio literario o de otro tipo.
“A un guion le doy 13 páginas a diferencia de las 50 que le doy a los libros. Soy muy exigente en cómo está dialogado, cómo está escrito. Cuando alguien sabe dialogar bien ves la magia de ese autor. Hay textos en los que ves al personaje como si hablara”, explicó.
Los contertulios aprovecharon para recordar datos curiosos de cómo fue la experiencia de rodar Y tú mamá también, una de las películas que, sin duda, catapultó en la audiencia de la región a Maribel Verdú.
La actriz no dudó en resaltar, primero, el gran amor que sentía por México y su cultura, que “me lo ha dado todo y que amo profundamente”.
Recordó que el rodaje de esa cinta duró cuatro meses, en compañía de los actores Gael García y Diego Luna, bajo la dirección de Cuarón.
“Hicimos un trabajo previo exhaustivo en Madrid con Diego y Gael, ensayando más de un mes con Alfonso. En esa película cada movimiento está medido. Alfonso quería que se rodase como si fuera un documental, en donde todo está improvisado. Entonces en las mañanas ensayábamos y ensayábamos, parábamos para comer y grabábamos por la tarde”, contó Verdú.
He hecho muchas películas y menos obras de teatro. Pero si tuviera, ahora mismo, que escoger, si me preguntaran ‘¿De aquí a que te mueras qué te gustaría hacer?’; yo sin duda diría que teatro.
Otra de las anécdotas memorables de la charla, que tenía capturada la atención de todo el público asistente al teatro Adolfo Mejía, como si estuvieran viendo una película increíble, fue la llegada de Francis Ford Coppola a la vida de Verdú.
Ella contó que estaba en la entrega de los premios Oscar, cuando resultó nominada El laberinto del fauno, y sintió que alguien le tocó el hombro. “Era él, me dijo que había visto la película y que estaba encantado en conocerme. Por supuesto, llegué a Madrid feliz a contarle a todo el mundo lo que me había dicho Coppola”.
Pasaron los meses, y en un viaje de vacaciones de Verdú a México, Coppola, que estaba grabando una cinta en Guatemala, se enteró que se encontraba en América Latina. El director llamó a su amigo Alfonso Cuarón a pedirle el favor de que le ayudaran a contactar a la actriz española.
Finalmente, la actriz viajó. «Y pasé un fin de semana maravilloso. Yo no le pedí ni una foto. Hablamos de mil cosas, de El Padrino, mi película favorita, y de Drácula. Yo regresé a España y pensé que eso se quedaba en mi mochilita de experiencias”, contó.
Cuál sería la sorpresa de Verdú cuando, meses más tarde, recibe un guion de Coppola en el que le decía que le gustaría mucho que interpretara un papel.
“Al principio, yo dije que no, porque me moría del miedo. Como me pasó con Siete mesas de billar francés”, recordó.
Sobre la experiencia de trabajar con este ‘gigante’ del séptimo arte, Verdú dijo que fue algo fascinante.
“Él lleva su equipo, que llevan con él rodando tantas películas. Y estás con él y escuchas tantas anécdotas. A él le gusta mucho estar con los actores y le encanta jugar. Es un hombres de teatro que le gusta crear y rodar”, comentó.
“Hablemos de teatro. ¿Cómo ha sido su experiencia y la diferencia con el cine?”, le dijo Pombo.
Fue otro de los momentos de la conversación en que los grandes ojos claros de Verdú se iluminaron.
Regresó a sus 13 años, cuando comenzó, precisamente haciendo teatro, primero al aire libre y luego en grandes salas.
“Luego me casé con un productor de teatro y él me dio las mejores obras que he hecho en mi vida, y me mostró que puede haber un teatro comercial y de calidad. Aquel donde la gente disfruta, ríe, pero también reflexiona. Que den lugar a debate es lo que me importa cuando hago teatro. He hecho muchas películas y menos obras de teatro. Pero si tuviera, ahora mismo, que escoger, si me preguntaran ‘¿De aquí a que te mueras qué te gustaría hacer?’; yo sin duda diría que teatro”, comentó.
A lo largo de una hora, Pombo y Verdú, también conversaron sobre lo que está sucediendo en la industria de Hollywood, en comparación con la propuesta cinematográfica que están haciendo, por ejemplo, México y España. También, sobre la nueva movida de los seriados de televisión, impulsados por las plataformas digitales.
Verdú contó que entre sus próximos proyectos están el rodaje, a partir de marzo, de la serie televisiva Ana y un par de películas más que están en lista de espera.
– ¿Ha trabajado con colombianos?, dijo Pombo
– Nunca he trabajado, anotó ella.
– Bueno Maribel, pasó la hora, le comentó el director de este diario.
– ¿¡Ya pasó una hora!? –dijo esta conversadora sorprendida- ¡Qué fuerte! Bueno, muchas gracias por la asistencia y la escucha.
A lo que el público respondió con un estruendoso aplauso, con el que se dio por inaugurada la edición 15 del Hay Festival de Cartagena de Indias.